Por Emmanuel Vega*
*Emmanuel Vega es el soberano de un planeta, rockstar ex-darketo, perrito guardián familiar y trabajador geniudo mal encarado en una clínica del IMSS. Pueden visitar su pagina web aqui.
Abro la puerta de mi casa.
Guardo las llaves de la entrada en mi bolsillo del pantalón. Siento el frasco de
antidepresivos. Es extraño, no noté que estuviera ahí. Mi extrañeza se vuelve
alegría. ¡Ahí está mi esposa con nuestro recién nacido en los brazos! Miro su
sonrisa y el rostro tranquilo, rojo y arrugado de nuestro bebé. ¿Así quien
necesita antidepresivos? ¡Hasta mi mujer está feliz! ¡Hasta mi mujer tiene
esperanza! Quiero sacarlo al sol. Quiero que sienta lo que yo siento. Ese poder
reanimante del rayo solar. Mi mujer me pide cuidado mientras…
Abro la puerta de mi casa.
Guardo las llaves de la entrada en mi bolsillo del pantalón. Siento el frasco de
antidepresivos. Es extraño, no noté que estuviera ahí. Mi mujer me grita. A
pesar de mis promesas, he perdido mi cuarto trabajo en menos de seis meses. A
pesar de mis promesas el alcohol vuelve pesada mi cabeza y pesadas mis
palabras. Pronto vuelven pesadas mis manos que caen como plomo sobre su rostro.
Ella grita asustada. Mi bebe de un año grita asustado. ¡Qué he hecho! Y me
giro, espantado, para salir...
Abro la puerta de mi casa.
Guardo las llaves de la entrada en mi bolsillo del pantalón. Siento el frasco de
antidepresivos. Es extraño, no noté que estuviera ahí. La juez fue compasiva.
Puedo estar con mi niño las tardes de los fines de semana. Ya tiene 3 años. Él
sólo me ve con amor. Ella todavía me ve con miedo. Pero casi puedo sentir que
hay una pizca, un pequeñísimo grano de amor. Con una sonrisa temerosa nos mira
tomados de la mano. — Cuídalo mucho— me dice como antaño. Le pregunto a mi niño
si quiere venir conmigo. Él se ríe y trata de abrir la puerta. Decido ayudarle…
Abro la puerta de mi casa.
Guardo las llaves de la entrada en mi bolsillo del pantalón. Siento el frasco de
antidepresivos. Es extraño no noté que estuviera ahí. Mi exesposa me recibe
cubierta en un velo negro y ropas negras. — ¡Perdón! ¡Te juro que fue un
accidente! — En medio de la sala un pequeño ataúd. Nuestro niño no llegó a los
cinco años.
Me encierro en el baño con la
botella de tequila. El frasco entero de antidepresivos. El cuchillo para cortar
pan llega hasta mi arteria femoral y casi me deja sin una mano. Escucho a mi
exmujer gritar — ¡No lo hagas! ¡No nos dejes así! ¡Yo te amo! ¡Yo te amo!
¡Desearía regresar! ¡A todos
esos momentos felices con él! ¡A todos esos momentos alegres y llenos de
esperanza! ¡Para vivirlos siempre! ¡Una y otra vez! ¡A todos esos momentos en
el que le falle a la mujer de mi Vida! ¡Esos momentos en los que le grité y la
llamé de lo peor! ¡En esos momentos que la golpee! ¡En esos momentos en los que
quebré su confianza! Para corregirlos. Para
enmendarlos. Para que todo, esta vez, salga bien.
Trato de reaccionar. Y con la
poca fuerza que me queda, resbalando en el enorme charco de sangre, a duras
penas consigo tomar el picaporte…
Abro la puerta de mi casa.
Guardo las llaves de la entrada en mi bolsillo del pantalón. Siento el frasco
de antidepresivos.
Es extraño.
No noté que estuviera ahí.
*Emmanuel Vega es el soberano de un planeta, rockstar ex-darketo, perrito guardián familiar y trabajador geniudo mal encarado en una clínica del IMSS. Pueden visitar su pagina web aqui.

Me gusto..has mejorado bastante para escribir!! :)
ResponderEliminarImpactante. Bien narrado, felicidades.
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